Memoria musical traidora

Lo que hacemos no viene de la nada. Una semana atrás, con la ayuda de un buen amigo, compré una Elektron Machinedrum SPS-1 MK II. Y aprendiendo a pilotarla tuve la ocurrencia de ponerme a grabar con ella y con el KORG R3.

No contento con la fechoría, me entretuve en grabar un vídeo para hacer más digestivo su consumo. Como la pieza no contaba ninguna historia ni tenía significado alguno, me limité a transcribir el sonido en imágenes, con la ayuda del programa de edición de audio.

Este fue el resultado, publicado hace tres días en YouTube.



Pero esta misma mañana, escuchándolo de nuevo, la melodía me ha resultado vagamente familiar. Y de repente, qué crueldad, he recordado uno de los primeros vinilos que de niño tuve en las manos, el Platinum de Mike Oldfield, un disco que terminaba así.



Abandonado el gusto por los discos de Olfield, algunos años después supe que aquel tema era la versión de una obra de Philip Glass, con quien entonces estaba yo entusiasmado, el Etoile Polaire, incluido en el álbum North Star, un coro repetitivo de resonancias setenteras que podéis escuchar aquí.



¡¡Traición!! ¡¡Infamia!! Seguramente me rondan por la cabeza miles de referencias, podría haber tratado de emular a Yahoo, a New Order o incluso a Giorgio Moroder, pero jamás se me habría ocurrido mencionar a Olfield o a Glass como "influencias" de mis torpes maquinaciones sonoras. Pero ahí están. Puedes tratar de ignorar o superar tu educación musical, puedes incluso odiarla, pero para tu vergüenza no la puedes borrar.