Con esta introducción queremos significar que el título no se refiere a esto:Enrique Granados, compositor español siempre reticente a embarcarse, terminó sus días en 1916, en el viaje de regreso del estreno de sus Goyescas en el Metropolitan de Nueva York. Se encontraba a bordo del vapor británico SS Sussex, cuando este fue torpedeado por el submarino alemán SM UB 29. Granados, que había logrado ponerse a salvo en un bote salvavidas, divisó a su esposa Amparo entre las olas del Canal de la Mancha, e intentando salvarla se lanzó al agua, donde ambos perecieron ahogados.
25º Festival Festival Anual de Música Subacuática en Looe Key
Nos referimos al influjo del agua, que con harta frecuencia ha inspirado a los compositores a lo largo de la Historia. De las miles de partituras empapadas que por ahí deben pulular, nos hemos acordado de las siguientes (tomen asiento, debajo pueden encontrar sus salvavidas):
Evidentemente para empezar, Water Music, el conjunto de tres suites que Haendel compuso a instancias de Jorge I para ser interpretada en 1717 por 50 músicos en la barcaza real sobre el Támesis...
Más accidentado fué el viaje que en el verano de 1839 Richard Wagner emprendió en velero desde Königsberg (actualmente Kaliningrado, Rusia) a Londres, cuando una tormenta arrojó su barco hacia las costas noruegas, hecho que avivó el interés del compositor por la leyenda del navegante condenado a surcar los mares en busca de la salvación. Sería el germen de la ópera El Holandés Errante (1841). No ponemos vídeo, que la ópera nos da un poco de grima.
Debussy incluyó La Catedral Sumergida en el primer libro de sus Preludios para piano (1909-10), basándose en el antiguo mito bretón según el cual la catedral de la ciudad sumergida de Ys, se eleva desde el mar en las mañanas claras, cuando el agua es transparente.
Para quien los entienda, estos son los famosos acordes de campanas de la obra.
Más al sur, en 1930 Manuel de Falla ponía rumbo al Islote de Sancti Petri, frente a las costas de San Fernando (Cádiz), para trabajar en su cantata escénica Atlántida, que dejaría inconclusa tras casi 20 años de trabajo. Hasta 1976 no se consideraría terminada por un Ernesto Halffter que había sido comisionado por el editor y herederos de Falla. Vemos aquí un fragmento del montaje de 1996, a cargo de La Fura del Baus.
Al otro lado del charco y con una estética absolutamente contemporánea, el maestro John Cage interpretaba su Water Walk en el popular programa de televisión I've Got A Secret, en enero de 1960. Traduciré directamente de la información del vídeo.
"En esa época, ocho años más tarde de su composición 4:33, Cage enseñaba composición experimental en la New York City's New School, y era una figura polémica en el mundo de la música experimental.
Su primera presentación en la televisión nacional fue ideada incluyendo cinco radios, pero un conflicto sindical en la CBS impidió que pudiera enchufarse ninguna de ellas. Cage golpea y lanza alegremente los aparatos en lugar de encenderlos y apagarlos. Si bien Cage es jocosamente tratado como una especie de monstruo, a la vez el el programa tiene cierta deferencia con él, cancelando el formato normal de concurso del ‘show’ para permitirle mostrar su obra completa".
También recordaremos a nuestro venerado Conrad Schnitzler, que con este maravilloso Underwater Church finalizaba Ballet Statique, álbum que aunque publicado en 1992 se trataba de una re-edición de los anteriores discos Con (1978) y Con 3 (1981).
Sin olvidarnos de Gavin Bryars (quien por cierto durante un breve periodo estudió con John Cage), por su composición The Sinking of the Titanic (datada en 1969 y estrenada en 1972). La obra inicialmente editada en vinilo inaugurando Obscure Records, el sello de Brian Eno, consiste en una respetuosa especulación sobre la sonoridad sumergida de los músicos de a bordo, que según los testimonios tocaron hasta el final, e incluye fragmentos de entrevistas con supervivientes del naufragio, señales Morse, gaitas (hubo dos gaiteros en el barco), efectos de sonido según las descripciones de los testigos del sonido de impacto del iceberg, etcétera.
La estremecedora obra sería improbablemente remezclada por el mismísimo... ¡Aphex Twin!, bajo el nombre Raising the Titanic . En realidad... tiene sentido, ¿no?
Mencionaremos también, porqué no incluirlo, el emblemático para toda una generación QE2, de un Mike Oldfield más tarde denostado por su excesiva querencia a la re-edición, re-masterización, y re-peseterización. El enervante tema, que da nombre a su álbum de 1980, además de incluir sirenas de barcos entre los arreglos, alude al RMS Queen Elizabeth 2, el transatlántico de 294 m. de eslora botado una década antes por su homónima y graciosa Majestad que en mayo de 1982 (sólo dos años despues del disco de Oldfield) tomaría parte en la Guerra de las Malvinas transportando al Atlántico Sur a 3.000 soldados y 650 voluntarios, y que próximamente navegará rumbo a Sudáfrica para convertirse en un hotel flotante... coincidiendo con los Mundiales de Fútbol de 2010.
Deliberadamente, reportamos un vídeo con sonido de vinilo, donde puede apreciarse el sonido de la tapa del giradiscos, o un inoportuno salto de surco.
Nos adentramos en aguas heladas; música concreta a cargo del nadador que se hunde, Sinkende Schwimmer (1991) en el título del álbum del prolífico Asmus Tietchens, del que extraemos el tema Arnheimer Recyclica, con material cortesía de Thomas Köner.
Y de la mano del propio Thomas Köner terminamos nuestro viaje en aguas sólidas y nos detenemos en la fría blancura de Nunatak Gongamur (1990), una evocación casi ultrasónica de la fallida expedición de Scott al Polo Sur que, lejos de recrear grabaciones de ventiscas, consiste en un viaje interior hasta el punto de congelación del silencio, a base de gongs y micrófonos de contacto.
Otro día, más, pues como bien decía Eric Satie, "La Mer est pleine d'eau".
Puede escucharse la lista de obras relatadas aquí.